De D'n'V IV
Embriagadora, dulce, perfecta sonrisa
que desmonta a quien la diriges,
escondida bajo un semblante serio y distante
te hace parecer lejana, fria, inalcanzable, inquietante...
Exalada de tu boca timida
paraliza al mas templado y valiente,
al mas locuaz bello y gallardo
pero que tranquiliza y calma sin embargo.
Consegui robarte una, de forma tonta, ingenua, pueril,
y brillaron tus ojos de mar turquesa y añil
sin saber que no habia permitido al azar
intervenir en aquel momento breve efimero y fugaz.
Ignorante de mi casa, mi nombre, mi rango,
conoces ya mi unico encanto
a mi servil, y leal, a mi fiel escudero
al que envidio, sin dudarlo, por haberlo acariciado,
con envidia sana y desenfado,
mientras yo te miraba sonriendo, anonadado,
por tan pequeño e importante logro alcanzado.
Bien vale el desdichado su peso en oro,
aunque ni cedo, ni vendo, ni arrendo,
porque al bellaco desde que lo vi adoro
y consiguio que sepas que existo, que vivo, que añoro...
Solo clamo esta noche al destino,
por hoy un ultimo deseo vespertino,
que tus ojos se crucen con los mios,
y me regales una vez mas ese tu tesoro.
El que escondes a un impio e interesado cruel mundo
y que tenuemente, rapida y fugazmente me regalaste;
tu risa, tu sonrisa, tu mirar, tu voz,
que te convitieron para siempre ya desde quel dia
de todo el mundo la mas delicada, encantadora, bella flor.
J.M.
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